Dicen que la historia se repite en espiral ascendente, y no me cabe duda alguna, la gala de celebración de cien años de luchas de todas clases, no fue más que una remembranza del tan despreciado "gold roll" y "silver roll", desde los invitados hasta el menú, alfombra roja, alfombra azul -no se que significaba- y por ninguna de ellas desfiló el pueblo, ese que luchó y lo sigue haciendo, el que puso el pecho, la sangre y hasta la vida. No hubo un homenaje real a quienes hicieron posible tal celebración para que unos cuantos elegidos pudieran caminar y lucirse en la "gran gala", fiesta en la que todos debimos participar y fuimos excluidos.
Claro dejo que no me afecta la fiesta, me indigna el modo en que se dio, el total olvido de una historia llena de mártires anónimos, muchos de ellos vivos aun. Enojo de ver como una vez más se da al pueblo una bofetada a mano abierta. No lo merecemos.
Que quede bien entendido, al pueblo no le dolió la celebración de lujo, que como diplomacia entiende su necesidad, al pueblo le enervó la sangre que se considerara panameños a unos y a otros no. El gobierno debe reflexionar sobre sus actos, entender que no es una isla de la cual solo emana poder, al contrario, es la receptora de un mandato que el pueblo le ha conferido, y que su actuar no puede ser arbitrario ni al margen de ese poderdante. Las múltiples criticas en redes sociales y medios de comunicación a la "gran cena de gala", no es más que el descontentos y expresión de que no queremos ni un solo "gold roll" y "silver roll", más.